Conversaciones desde El Cortijo: una entrevista sobre arquitectura, pasión y futuro
- sandranruiz
- 3 ago
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Actualizado: 11 ago
Sandra, arquitecta fundadora de El Cortijo estudio.
¿Cómo empezaste tu camino en la arquitectura?
Desde muy pequeña me sentí atraída por los espacios, por sus formas, sus conexiones, su estética... No fue una decisión repentina, sino una sensibilidad que se fue afinando con los años.
Cuando fui creciendo, fui encontrando además en la arquitectura una herramienta poderosa para mejorar vidas.
Mi paso por la escuela fue solo el principio; lo importante vino después, cuando descubrí que lo que más me interesaba era cómo acompañar a las personas en el proceso de imaginar, construir y habitar un lugar propio.
¿Qué te llevó a fundar El Cortijo?
El Cortijo nace del deseo de trabajar de una manera más honesta y conectada. Un estudio pequeño con una ambición grande: hacer las cosas bien, con detalle, con propósito.
Nunca quise una estructura rígida. Quise un lugar donde pudiera integrar mi forma de relacionarme con los demás y una manera de hacer arquitectura que pusiera a las personas en el centro.
Diseñé un método, creé un cuestionario y empecé a implementarlo poco a poco. Y así fui descubriendo cómo hacer que las personas que venían a mí se sintieran cómodas y me fueran brindando toda la información precisa para poder desarrollar un proyecto a medida (por y) para ellos.
El Cortijo es eso: una extensión de mis valores y de mi manera de mirar el mundo, un espacio de confort y paz.
¿Tuviste alguna experiencia que haya marcado especialmente tu forma de trabajar?
Sí, sin duda. Mi estancia en Guatemala fue transformadora. Allí, trabajando en contextos tan distintos, entendí con claridad el impacto real que tiene la arquitectura en la vida de las personas. No hablo solo de soluciones técnicas, sino de algo más profundo: de generar confianza, de escuchar de verdad, de hacer equipo con quienes van a vivir lo que diseñamos.
Desde entonces, le doy a cada proyecto un enfoque muy humano. Pienso en qué emociones va a provocar, en cómo puede ser un lugar de bienestar. Y me involucro muchísimo. No sé trabajar de otra manera.
¿Cómo vives esa implicación en cada proyecto?
Muy intensamente. Cada obra, cada cliente, cada detalle es una oportunidad para conectar, no sólo disfruto con mi profesión, también encuentro una manera de conocer gente, aprender de ellos y sacar partido a cada conversación.
Me gusta estar presente, entender realmente qué espera cada persona, y traducirlo en algo tangible. No me interesa imponer una estética, sino construir una visión compartida. Cuando un cliente se emociona con una propuesta o me dice que siente su casa como verdaderamente suya, sé que estamos yendo por buen camino.
¿Qué buscas transmitir con tus proyectos?
Busco que tengan sentido en la vida cotidiana de sus usuarios, pero también que transmitan. Que hablen de quienes los viven, no solo de quienes los diseñamos.
Me interesa especialmente trabajar con la luz natural como si fuera un material más, y explorar cómo la arquitectura puede acompañar el ritmo del día, las estaciones, el estado de ánimo. Y sobre todo, quiero que las casas sean un lugar que invite a quedarse, a vivir bien, a estar mejor.
¿Qué te emociona de esta etapa actual?
Lo que más me emociona es ver que los valores con los que nació El Cortijo siguen más vivos que nunca, y que cada vez conectamos con más personas que los comparten. Me llena de ilusión recibir encargos que nos desafían, que nos hacen crecer, y donde se nota que hay confianza real.
También me entusiasma todo lo que viene: nuevos colaboradores, nuevas formas de contar lo que hacemos, nuevas oportunidades de seguir diseñando.
¿Cómo imaginas el futuro del estudio?
Lo imagino como una evolución natural, sin perder la esencia. Quiero seguir apostando por la calidad frente a la cantidad, por el vínculo frente al volumen.
Me encantaría ampliar el alcance del estudio, colaborar con otros profesionales, quizás explorar nuevos formatos o incluso nuevos territorios, pero siempre manteniendo lo que nos hace diferentes: la cercanía y el compromiso.
"Diseñamos con la mirada puesta en las personas, en cómo viven, en lo que sienten. Porque al final, eso es lo que convierte un espacio en hogar." ♥️
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