Las primeras veces...
- sandranruiz
- 14 oct
- 1 Min. de lectura
Planta de un proyecto de reforma integral llevado a cabo por el estudio.
Recuerdo perfectamente cuando me llegó mi primer encargo como freelance...
La ilusión era tan grande que quise volcar en ese proyecto todo lo que tenía dentro. Tanto, que me puse a dibujar cada una de las piedras que conformaban los muros principales de la vivienda. Estaba de vacaciones con amigas y se reían porque yo no paraba de llenar planos con piedras. No era, desde luego, una manera de trabajar eficiente… pero había tanto cuidado y cariño en aquello, que para mí tenía mucho sentido.
Hoy, al mirar atrás, me doy cuenta de cuánto he crecido desde aquel momento. Ya no dibujo cada piedra, pero sigo trabajando con la misma pasión. Lo que ha cambiado es que ahora tengo más herramientas, más perspectiva y más confianza en mis decisiones.
Si entonces lo que me movía era la emoción de empezar, ahora lo que me guía es la experiencia de haber acompañado a tantas personas en el camino de crear un hogar. He entendido que mi profesión no se trata solo de diseñar viviendas, sino de escuchar, interpretar y cuidar lo que cada cliente sueña para su vida.
Ese primer encargo fue el inicio de todo. Hoy sé que el crecimiento profesional es también un viaje personal: aprender a confiar en mí misma, a disfrutar del proceso y a reconocer que cada proyecto, grande o pequeño, guarda algo de aquella primera piedra que dibujé con tanto cariño.




Comentarios