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Conversaciones que dejan huella: Entrevista con Mateo, carpintero de oficio tradicional 🪵

  • sandranruiz
  • 26 may
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 21 jul

Proceso creativo

El taller de Mateo en Guadalajara.


Desde El Cortijo estudio, sentimos respeto y fascinación por los oficios que construyen con las manos y con el tiempo. Por eso hoy, inauguramos una nueva sección de entrevistas con personas que, sin necesidad de ser arquitectas o diseñadoras, construyen cultura arquitectónica desde su día a día.


Hoy charlamos con Mateo Rodríguez, carpintero de tercera generación que trabaja desde su taller en un pequeño pueblo manchego. Con él hablamos sobre madera, sobre saberes que no vienen en manuales… y sobre cómo la tradición y la arquitectura contemporánea pueden hablar el mismo idioma.


El Cortijo estudio: Mateo, ¿cuánto tiempo llevas trabajando la madera?

Mateo: Pues prácticamente desde que tengo uso de razón. Mi abuelo fue carpintero, mi padre también… así que el olor a serrín me acompaña desde niño. Aunque profesionalmente llevo unos 28 años.


¿Qué ha cambiado en la carpintería desde que empezaste?

Mucho. Antes la mayoría de cosas se hacían a mano, con herramientas básicas. Hoy, incluso en talleres pequeños como el mío, se usan fresadoras CNC o herramientas eléctricas de precisión. Pero lo más curioso es que, aunque ha cambiado la tecnología, el conocimiento profundo de la madera sigue siendo el mismo: saber cómo se comporta con la humedad, cómo encola, cómo se mueve con el tiempo…


¿Qué crees que se ha perdido en el trabajo con madera?

Sobre todo el respeto por el material. Hoy se busca rapidez, bajo coste y apariencia… pero la madera no es un plástico: la madera vive, cruje, respira, cambia. A veces me llaman para arreglar algo mal hecho y les digo: “es que no se puede forzar a la madera a ser algo que no es”.


Trabajas con arquitectos y estudios. ¿Qué valoras de esas colaboraciones?

Mucho, la verdad. Me gusta cuando desde el estudio no solo envían planos, sino que preguntan: ¿tú cómo lo harías? Porque yo puedo aportar cosas que el plano no dice: cómo reforzar uniones, cómo conseguir un despiece más limpio, qué veta conviene dejar vista…

La arquitectura mejora cuando hay diálogo con los oficios.


¿Hay alguna madera que recomiendes especialmente para proyectos actuales?

Depende del uso, claro, pero yo trabajo mucho con castaño y roble, por su durabilidad y resistencia natural. Si es interior y se busca algo más asequible, el pino termotratado es buena opción: es estable, no se deforma tanto, y tiene un tono bonito sin teñir.


¿Un error habitual que ves en reformas?

Elegir mal la madera o no pensar en la dirección de la veta. Muchas veces se pide una encimera o un mueble de cierta manera, pero si la veta va en dirección contraria a la fuerza, con el tiempo se comba. También se usa demasiado tablero rechapado, que parece madera pero no lo es… y eso se nota.


¿Cómo ves el futuro de la carpintería tradicional?

Pues… yo no soy muy moderno, pero creo que el futuro será de quien sepa combinar tradición con diseño consciente. Hay una nueva generación que vuelve a valorar el trabajo a mano, el detalle, lo imperfecto como bello. Eso es esperanza.


Por último: si tuvieras que definir qué aporta la madera a un espacio, ¿qué dirías?

Calor. No térmico, sino humano. Cuando entras en una casa con suelo de madera, con puertas macizas, con muebles hechos a medida… se nota que hay alma ahí. La madera tiene esa memoria. No es solo un material: es un carácter.


Gracias, Mateo, por tu tiempo y tu saber hacer.

Seguiremos explorando este tipo de diálogos en próximas entregas.



✍️ El Cortijo estudio

Arquitectura desde lo artesanal

 
 
 

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